lunes, 18 de septiembre de 2017

Inessa Armand

Inessa Armand, por desgracia, ha pasado a la historia como la amante de Lenin, y así la recuerdan por desgracia muchxs de lxs que se autoproclaman "feministas", pero Inessa fue mucho más, la debemos recordar como feminista, pero sobre todo como revolucionaria.
Fue una mujer excepcional, con una asombrosa capacidad de organización y un inquebrantable compromiso con la revolución.
Como revolucionaria distribuyó propaganda ilegal del Partido Social Demócrata en Moscú desde 1904 hasta 1907, después actuó como organizadora bolchevique y portavoz de Lenin durante el exilio desde 1910 hasta 1917 (ayudando a construir el Partido de Nuevo Tipo, Organizando la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas o participando en la conferencia Internacional de la Juventud Socialista), y finalmente fue miembro del Comité Ejecutivo del Soviet de Moscú desde 1918 hasta 1920.
Como feminista, trabajó para rehabilitar prostitutas antes de 1905 (siendo precisamente las trabas burocráticas del gobierno zarista las que la acercaran a las posiciones marxistas), intentó organizar a las mujeres antes de la primera Guerra Mundial Imperialista y luchó por la igualdad femenina en el nuevo Estado Soviético (preparando la I Conferencia Internacional de Mujeres Comunistas o defendiendo la participación femenina en el Partido y los soviets mediante la creación de guarderías, lavanderías y cocinas colectivas financiadas por el Estado).
Su iniciativa hizo posible la edición del primer periódico bolchevique dirigido a las mujeres trabajadoras, Rabotnitsa, para luchar contra la opresión del sistema capitalista y la explotación patriarcal. Dedicando, sus últimos años de vida, a dirigir la Sección Femenina del Comité Central (Zhenotdel), [considerado uno de los más ambiciosos intentos, llevado a cabo por un gobierno, para la emancipación  femenina], también, encaminó todos sus esfuerzos a implicar a las mujeres en los conflictos bélicos que consumían al nuevo Estado Soviético, promover la reconstrucción económica y proveerlas de educación política, económica y social.
Luchó por convencer a los líderes del Partido Bolchevique de que las mujeres constituían  una parte esencial de la fuerza de trabajo urbano, y que debían mostrar más interés respecto a los problemas específicos de este colectivo y dotarlas de capacidad organizativa; y trabajó incansablemente para aumentar la conciencia política de las mujeres, atraerlas hacia el Partido e involucrarlas en la construcción de una nueva sociedad mediante los soviets locales, los comités de empresa y los sindicatos.

Y aún así, con todo ello, se la sigue recordando injustamente como la amante de Lenin.

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