A su
Excelencia el Presidente de la República 5 de septiembre de 1973
Compañero
Salvador Allende:
Ha
llegado el momento en que la clase obrera organizada en la Coordinadora
Provincial de Cordones Industriales, el Comando Provincial de
Abastecimiento Directo y el Frente Único de Trabajadores en conflicto
ha considerado de urgencia dirigirse a usted, alarmados por el
desencadenamiento de una serie de acontecimientos que creemos nos llevará no
sólo a la liquidación del proceso revolucionario chileno, sino, a corto plazo,
a un régimen fascista del corte más implacable y criminal.
Antes,
teníamos el temor de que el proceso hacia el Socialismo se estaba transando
para llegar a un Gobierno de centro, reformista, democrático-burgués que tendía
a desmovilizar a las masas o a llevarlas a acciones insurreccionales de tipo
anárquico por instinto de preservación.
Pero
ahora, analizando los últimos acontecimientos, nuestro temor ya no es ése,
ahora tenemos la certeza de que vamos en una pendiente que nos llevará
inevitablemente al fascismo.
Por eso
procedemos a enumerarle las medidas que, como representantes de la clase
trabajadora, consideramos imprescindibles tomar.
En primer
término, compañero, exigimos que se cumpla con el programa de la Unidad
Popular, nosotros en 1970, no votamos por un hombre, votamos por un Programa.
Curiosamente,
el Capítulo primero del Programa de la Unidad Popular se titula “Poder Popular”,
Citamos:
Página 14 del programa:
“… Las fuerzas populares y
revolucionarias no se han unido para luchar por la simple sustitución de un
Presidente de la República por otro, ni para reemplazar a un partido por otros
en el Gobierno, sino para llevar a cabo los cambios de fondo que la situación
nacional exige, sobre la base del traspaso del poder de los antiguos grupos
dominantes a los trabajadores, al campesinado y sectores progresistas de las
capas medias…” “Transformar las actuales
instituciones del Estado donde los trabajadores y el pueblo tengan el real
ejercicio del poder…”
“… El Gobierno popular
asentará esencialmente su fuerza y autoridad en el apoyo que le brinde el
pueblo organizado…”
Página
15:
“… A través de una
movilización de masas se constituirá desde las bases la nueva estructura del
poder…”
Se habla
de un programa de una nueva Constitución Política, de una Cámara Única, de la
Asamblea del Pueblo, de un Tribunal Supremo con miembros asignados por la
Asamblea del Pueblo. En el programa se indica que se rechazará el empleo de las
Fuerzas Armadas para oprimir al pueblo… (Página 24).
Compañero
Allende, si no le indicáramos que estas frases son citas del programa de la
Unidad Popular, que era un programa mínimo para la clase, en este momento se
nos diría que este es el lenguaje “ultra” de los cordones industriales.
Pero
nosotros preguntamos, ¿dónde está el nuevo Estado? ¿La nueva Constitución
Política, la Cámara Única, la Asamblea Popular, los Tribunales Supremos?
Han
pasado tres años, compañero Allende y usted no se ha apoyado en las masas y
ahora nosotros los trabajadores tenemos desconfianza.
Los
trabajadores sentimos una honda frustración y desaliento cuando su Presidente,
su Gobierno, sus partidos, sus organizaciones, les dan una y otra vez la orden
de replegarse en vez de la voz de avanzar. Nosotros exigimos que no sólo se nos
informe, sino que también se nos consulte sobre las decisiones, que al fin y al
cabo son definitorias para nuestro destino.
Sabemos
que en la historia de las revoluciones siempre han habido momentos para
replegarse y momentos para avanzar, pero sabemos, tenemos la certeza absoluta,
que en los últimos tres años podríamos haber ganado no sólo batallas parciales,
sino la lucha total.
Haber
tomado en esas ocasiones medidas que hicieran irrevocables el proceso, después
del triunfo de la elección de Regidores del 71, el pueblo clamaba por un
plebiscito y la disolución de un Congreso antagónico.
En
octubre (1972), cuando fue la voluntad y organización de la clase obrera que
mantuvo al país caminando frente al paro patronal, donde nacieron los cordones
industriales en el calor de esa lucha y se mantuvo la producción, el
abastecimiento, el transporte, gracias al sacrificio de los trabajadores y se
pudo dar el golpe mortal a la burguesía, usted no nos tuvo confianza, a pesar
de que nadie puede negar la tremenda potencialidad revolucionaria demostrada
por el proletariado, y le dio una salida que fue una bofetada a la clase
obrera, instaurando un Gabinete cívicomilitar, con el agravante de incluir en
él a dos dirigentes de la Central Única de Trabajadores, que al aceptar
integrar estos ministerios, hicieron perder la confianza de la clase
trabajadora en su organismo máximo.
Organismo,
que cualquiera que fuese el carácter del Gobierno, debía mantenerse al margen
para defender cualquier debilidad de éste frente a los problemas de los
trabajadores.
A pesar
del reflujo y desmovilización que esto produjo, de la inflación, las colas y
las mil dificultades que los hombres y mujeres del proletariado vivían a
diario, en las elecciones de marzo de 1973, mostraron una vez más su claridad y
conciencia al darle un 43% de votos militantes a los candidatos de la Unidad
Popular.
Allí
también, compañero, se deberían haber tomado las medidas que el pueblo merecía
y exigía para protegerlo del desastre que ahora presentimos.
Y ya el
29 de junio, cuando los generales y oficiales sediciosos aliados
al Partido Nacional, Frei y Patria y Libertad se
pusieron francamente en una posición de ilegalidad, se podría haber descabezado
a los sediciosos y, apoyándose en el pueblo y dándole responsabilidad a los
generales leales y a las fuerzas que entonces le obedecían, haber llevado el
proceso hacia el triunfo, haber pasado a la ofensiva.
Lo que
faltó en todas estas ocasiones fue decisión, decisión revolucionaria, lo que
faltó fue confianza en las masas, lo que faltó fue conocimiento de su
organización y fuerza, lo que faltó fue una vanguardia decidida y hegemónica.
Ahora los
trabajadores no solamente tenemos desconfianza, estamos alarmados.
La
derecha ha montado un aparato terrorista tan poderoso y bien organizado, que no
cabe duda que está financiado y (entrenado) por la CIA. Matan obreros,
hacen volar oleoductos, micros, ferrocarriles.
Producen
apagones en dos provincias, atentan contra nuestros dirigentes, nuestros
locales partidarios y sindicales.
¿Se les
castiga o apresa?
¡No
compañero!
Se
castiga y apresa a los dirigentes de izquierda.
Los Pablos
Rodríguez, los Benjamin Matte, confiesan abiertamente haber participado en
el “Tanquetazo”.
¿Se les
allana y humilla?
¡No
compañero!
Se
allana Lanera Austral de Magallanes donde se asesina a un obrero y se
tiene a los trabajadores de boca en la nieve durante horas y horas.
Los
transportistas paralizan el país, dejando hogares humildes sin parafina, sin
alimentos, sin medicamentos.
¿Se los
veja, se los reprime?
¡No
compañero!
Se veja a
los obreros de Cobre Cerrillos, de Indugas, de Cemento Melón,
de Cervecerías Unidas.
Frei, Jarpa y
sus comparsas financiados por la ITT, llaman abiertamente a la sedición.
¿Se les
desafuera, se les querella?
¡No
compañero!
Se
querella, se pide el desafuero de Palestro, de Altamirano,
de Garretón, de los que defienden los derechos de la clase obrera.
El 29 de
junio se levantan generales y oficiales contra el Gobierno, ametrallando horas
y horas el Palacio de la Moneda, produciendo 22 muertos.
¿Se les
fusila, se los tortura?
¡No
compañero!
Se
tortura en forma inhumana a los marineros y suboficiales que defienden la
Constitución, la voluntad del pueblo, y a usted, compañero Allende.
Patria y
Libertad incita al golpe.
¿Se les
apresa, se les castiga?
¡No
compañero!, siguen dando conferencias de prensa, se les da salvoconductos para
que conspiren en el extranjero.
Mientras
se allana Sumar, donde mueren obreros y pobladores, y a los campesinos de
Cautín, que defienden al Gobierno, se les somete a los castigos más
implacables, paseándolos colgados de los pies, en helicópteros sobre las
cabezas de sus familias hasta darles muerte.
Se le
ataca a Ud. compañero, a nuestros dirigentes, y a través de ellos a los
trabajadores en su conjunto en la forma más insolente y libertina por los
medios de comunicaciones millonarios de la derecha.
¿Se les
destruye, se les silencia?
¡No
compañero!
Se
silencia y se destruye a los medios de comunicación de izquierda, el canal
9 de TV, última posibilidad de voz de los trabajadores.
Y el 4 de
septiembre, en el tercer aniversario del Gobierno de los trabajadores, mientras
el pueblo, un millón cuatrocientos mil, salíamos a saludarlo, a mostrar nuestra
decisión y conciencia revolucionaria,
laFach allanaba Mademsa, Madeco, Rittig, en una de las
provocaciones más insolentes e inaceptables, sin que exista respuesta visible
alguna.
Por todo
lo planteado, compañero, nosotros los trabajadores, estamos de acuerdo en un
punto con el señor Frei, que aquí hay sólo dos alternativas: la dictadura del
proletariado o la dictadura militar.
Claro que
el señor Frei también es ingenuo, porque cree que tal dictadura militar sería
sólo de transición, para llevarlo a la postre a él a la Presidencia.
Estamos
absolutamente convencidos de que históricamente el reformismo que se busca a
través del diálogo con los que han traicionado una y otra vez, es el camino más
rápido hacia el fascismo.
Y los
trabajadores ya sabemos lo que es el fascismo.
Hasta
hace poco era solamente una palabra que no todos los compañeros comprendíamos.
Teníamos que recurrir a lejanos o cercanos ejemplos: Brasil, España, Uruguay,
etc.
Pero ya
lo hemos vivido en carne propia, en los allanamientos, en lo que está
sucediendo a marinos y suboficiales, en lo que están sufriendo los compañeros
de Asmar, Famae, los campesinos de Cautín.
Ya
sabemos que el fascismo significa terminar con todas las conquistas logradas
por la clase obrera, las organizaciones obreras, los sindicatos, el derecho a
la huelga, los pliegos de peticiones.
Al
trabajador que reclama sus más mínimos derechos humanos se lo despide, se lo
aprisiona, tortura o asesina.
Consideramos
no sólo que se nos está llevando por el camino que nos conducirá al fascismo en
un plazo vertiginoso, sino que se nos ha estado privando de los medios para
defendernos.
Por lo
tanto le exigimos a usted, compañero Presidente, que se ponga a la cabeza de
este verdadero Ejército sin armas, pero poderoso en cuanto a conciencia,
decisión, que los partidos proletarios pongan de lado sus divergencias y se
conviertan en verdadera vanguardia de esta masa organizada, pero sin dirección.
Exigimos:
1) Frente
al paro de los transportistas, la requisición inmediata de los camiones sin
devolución por los organismos de masas y la creación de una Empresa
Estatal de Transportes, para que nunca más esté en las manos de estos bandidos
la posibilidad de paralizar el país.
2) Frente
al paro criminal del Colegio Médico, exigimos que se les aplique la Ley de
Seguridad Interior del Estado, para que nunca más esté en las manos de estos
mercenarios de la salud, la vida de nuestras mujeres e hijos. Todo el apoyo a
los médicos patriotas.
3) Frente
al paro de los comerciantes, que no se repita el error de octubre en que
dejamos en claro que no los necesitábamos como gremio. Que se ponga fin a la
posibilidad de que estos traficantes confabulados con los transportistas,
pretendan sitiar al pueblo por hambre. Que se establezca de una vez por todas
la distribución directa, los almacenes populares, la canasta popular.
Que se
pase al área social las industrias alimenticias que aún están en las manos del
pueblo.
4) Frente
al área social: Que no sólo no se devuelva ninguna empresa donde exista la
voluntad mayoritaria de los trabajadores de que sean intervenidas, sino que
ésta pase a ser el área predominante de la economía.
Que se
fije una nueva política de precios.
Que la
producción y distribución de las industrias del área social sea discriminada.
No más producción de lujo para la burguesía. Que se ejerza
verdadero control obrero dentro de ellas.
5)
Exigimos que se derogue la Ley de Control de Armas. Nueva “Ley Maldita” que sólo ha servido para vejar
a los trabajadores, con los allanamientos practicados a las industrias y
poblaciones, que está sirviendo como un ensayo general para los sectores
(reaccionarios en contra) de la clase obrera en un intento para intimidarlos e
identificar a sus dirigentes.
6) Frente
a la inhumana represión a los marineros de Valparaíso y Talcahuano, exigimos la
inmediata libertad de estos hermanos de clase heroicos, cuyos nombres ya están
grabados en las páginas de la historia de Chile. Que se identifique y se
castigue a los culpables.
7) Frente
a las torturas y muerte de nuestros hermanos campesinos de Cautín, exigimos un
juicio público y el castigo correspondiente de los responsables.
8) Para
todos los implicados en intentos de derrocar el Gobierno legítimo, la pena
máxima.
9) Frente
al conflicto del Canal 9 de TV, que este medio de comunicación de los
trabajadores no se entregue ni se transe por ningún motivo.
10)
Protestamos por la destitución del compañero Jaime Faivovic, subsecretario
de Transportes.
11) Pedimos
que a través suyo se le manifieste todo nuestro apoyo al Embajador de Cuba,
compañeroMario García Incháustegui, y, a todos los compañeros cubanos
perseguidos por lo más granado de la reacción y que le ofrezca nuestros barrios
proletarios para que allí establezcan su embajada y su residencia, como forma
de agradecerle a ese pueblo, lo que hasta ha llegado a privarse de su propia
ración de pan para ayudarnos en nuestra lucha.
Que se
expulse al Embajador norteamericano, que a través de sus personeros, el Pentágono,
la CIA, la ITT, proporciona probadamente instructores y financiamiento a los
sediciosos.
12)
Exigimos la defensa y protección de Carlos Altamirano, Mario
Palestro, Miguel Henríquez, Oscar Garretón, perseguidos por la derecha y
la Fiscalía naval por defender valientemente los derechos del pueblo, con o sin
uniforme.
Le
advertimos compañero, que con el respeto y la confianza que aún le tenemos, si
no se cumple con el programa de la Unidad Popular, si no confía en las masas,
perderá el único apoyo real que tiene como persona y gobernante y que será
responsable de llevar el país, no a una guerra civil, que ya está en pleno
desarrollo, sino que a la masacre fría, planificada, de la clase obrera más
consciente y organizada de Latino América. Y que será responsabilidad histórica
de este Gobierno, llevado al poder y mantenido con tanto sacrificio por los
trabajadores, pobladores, campesinos, estudiantes, intelectuales,
profesionales, a la destrucción y descabezamiento, quizás a qué plazo, y a qué
costa sangriento, de no sólo el proceso revolucionario chileno, sino también el
de todos los pueblos latinoamericanos que están luchando por el Socialismo.
Le
hacemos este llamado urgente, compañero Presidente, porque creemos que ésta es
la última posibilidad de evitar en conjunto, la pérdida de las vidas de miles y
miles de lo mejor de la clase obrera chilena y latinoamericana.
Coordinadora
Provincial de Cordones Industriales
Comando
Provincial de Abastecimiento Directo
Frente
Único de Trabajadores en Conflicto
ANEXO:
“¡Chile será socialista y punto!”
“Los Cordones Industriales,
voceros del sentir de las bases proletarias y organismos nacidos al calor de la
lucha contra la burguesía y el reformismo, defienden sus puntos de vista: que
de acuerdo al proceso que vive nuestro país para llegar al socialismo es
necesario en primer lugar derrotar al capitalismo explotador teniendo pleno
dominio de los medios de producción y distribución bajo el control obrero.
Por lo
tanto las empresas tomadas e intervenidas jamás serán entregadas, ni
transaremos con los vacilantes reformistas que traicionan a sus hermanos de
clase para defender sus propios intereses de privilegiados.
Porque
aquí se trata de una lucha de clase entre explotados y explotadores; ellos o
nosotros; se esta con los trabajadores o contra los trabajadores. Sin control
obrero de los medios de producción ni distribución no habrá proceso
revolucionario ni socialismo.”
El
Cordonazo (fragmento)
Órgano
Oficial del Cordón Industrial Vicuña Mackena
Julio de
1973
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